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Mi accidente ocurrió el 5 de octubre de 1994, yendo a la playa choqué la moto contra los guardarraíles, di la vuelta y el golpe me partió la espalda. 

Estuve ingresado 9 meses en el Hospital de NeuroTraumatología y Rehabilitación de Granada. Fue un cambio radical en mi vida, porque todo cambió de un momento a otro. Yo trabajaba en la obra y pasé a estar sobre una silla de ruedas. Ni deporte, ni trabajo, ni playa… Esto no me paró, y puedo decir orgulloso que en ningún momento tiré la toalla y reduje mi vida a la silla de ruedas. 

El deporte siempre ha sido una gran vía de escape y a pesar de probar muchos; tenis de mesa, tenis, esquí…, siempre me he quedado con el baloncesto. Este llegó a mi vida cuando aún hacía vida en el hospital. Un día me invitaron a ver un partido de la Copa del Rey en Granada, allí había otros chicos que practicaban baloncesto en silla y que buscaban gente para completar el equipo. Me dijeron el lugar y el día que empezaban y allí me planté. Desde el principio me lo tomé muy en serio, pero el equipo era inviable: la falta de profesionalidad de los deportes adaptados, los medios económicos, la falta de jugadores… A principios de los 2000 el baloncesto en silla adoptó un tono más serio. En ese momento me trasladé al Málaga, y de ahí pasé por diferentes equipos nacionales: Sevilla, Murcia, Las Palmas de Gran Canaria, Valladolid. Finalmente volví a Málaga. 

Actualmente entreno al equipo Covirán Churriana Inclusivo, pero mi aportación al mundo adaptado no se queda ahí. De forma regular, visito en el hospital, donde realicé mi rehabilitación, a pacientes que, como yo, han tenido un cambio radical en su vida. Soy como una especie de guía, que apoya  y aconseja a estas personas con diversidad funcional a desenvolverse en todos los aspectos de la vida diaria. Además, colaboro en encontrar una configuración óptima de la silla de ruedas que se adapte a las necesidades del paciente. 

Después de todos estos años de trabajo, mi consejo es simple, antes los problemas piensa mucho en el entorno, porque ellos siempre sufren más que uno mismo; eso es lo principal no venirte abajo. Cuanto más fácil se lo pongas al entorno, más fácil te lo van a hacer ellos y más fácil lo vas a llevar tu.

Laura tiene 21 años. Además del periodismo, el arte y la música, otra de sus pasiones es el ámbito de la educación, de lo cual ha trabajado varios veranos como persona de apoyo en una guardería. En...

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